El vino se produjo por primera vez durante el neolítico, según los testimonios arqueológicos
hallados en los montes Zagros, en la región que hoy ocupan Georgia, Armenia e Irán, gracias a la presencia de Vitis vinifera
sylvestris y la aparición de la cerámica durante este periodo. La
evidencia más antigua de la producción y consumo de vino es una vasija del año
5400 a. C., hallada en
el poblado neolítico de Hajii Firuz Tepe, en los montes Zagros. La
vasija contiene un residuo rojizo, presumiblemente vino.[6]
Aunque recientemente se ha encontrado la bodega más antigua conocida, datada en
año 6000 a. C., que
sitúa en Armenia la producción más
antigua de vino.[7]
Posteriormente, el consumo de vino se extendió hacia el occidente, llegando a Anatolia y Grecia; y hacia el sur, llegando hasta Egipto, ya célebre en Bahariya durante el Imperio Medio (siglo XX a. C.) La más
antigua documentación griega sobre el cuidado de la vid, la cosecha y el
prensado de las uvas, es Los trabajos y los días, de Hesíodo, del siglo VIII a. C.[8]
En la antigua Grecia el vino se bebía mezclado con agua y se conservaba en
pellejos de cabra.
Lo primero que cabe destacar es que el vino, a lo largo de la historia, ha
estado muy bien considerado por la alta sociedad occidental, siendo testigo
imprescindible en cualquier acontecimiento o banquete de importancia y alrededor
de él se han firmado los grandes tratados y acontecimientos históricos de
occidente.
Ya en Egipto, Grecia y Roma, se adoraba a Dioniso o Baco (dios de los viñedos) y la Biblia se refiere al vino
en diversos pasajes, entre otros donde relata la última cena de Jesús, que
ofreció una copa de vino a sus discípulos representando su sangre. Sabemos que
en China, hace 4.000
años, ya conocían el proceso de fermentación de la uva, y que en Egipto, en el
siglo XIV a. C., ya conocían la viticultura.
La viticultura debe su
mayor desarrollo a la propagación del cristianismo, por ser el vino necesario para la
celebración de la misa. Los monasterios, con sus propios
métodos de elaboración y extracción, fueron los precursores de la viticultura y
vinicultura,
dejando huellas tan claras como los vinos priorato, proveniente de la palabra prior
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